Dando cumplimiento al reconocimiento institucional del Pleno a Dª Josefa Bejarano Soltero,  al que por motivos de la pandemia ella no pudo asistir,  la alcaldesa de Almonte, Rocío del Mar Castellano, le ha hecho entrega hoy del Diploma acreditativo y de  una insignia de plata con el escudo del Ayuntamiento, así como de una copia del texto íntegro de la propuesta presentada por el equipo de Gobierno, en presencia de varios concejales y concejalas del mismo.

El acto, al que Josefa ha asistido acompañada por su nieta, Carmen Martín,  ha tenido lugar en las dependencias de Alcaldía.

DATOS BIOGRÁFICOS

Aunque su nombre real es Josefa Bejarano Soltero, todo el pueblo la conoce como Antonia, Antonia la mujer de Juan Martín o Antonia la cocinera. Una mujer de Almonte, madre de seis hijos y que reside en El Rocío desde hace aproximadamente 40 años, pero que ha vivido sucesivamente en Almonte, en las fincas de La Canaliega y Matasgordas, en Alemania –tras casarse con Juan Martín Huelva-, en la finca de la Matanza y, por último, en la aldea de El Rocío, donde actualmente reside.

En Alemania, Antonia trabajó en un Hospital y Juan, su esposo, en una fábrica, donde nació su primer hijo. Durante su estancia en la finca Matanza su esposo desarrolló la actividad de guarda y en ese periodo su familia aumentó tras el nacimiento de otros tres de sus hijos y su hija. El pequeño de la familia nació cuando ya habían trasladado su residencia a la Aldea.

Es aquí donde empieza a trabajar como cocinera en la Casa Ayuntamiento, que por aquel entonces mantenía una intensa actividad: planes romeros, colonias, dispositivos varios, actividades y convivencias culturales, etc. Fueron miles las personas a las que Antonia atendió durante los años que desarrolló esta labor y que tuvieron la gran suerte de disfrutar del resultado de su trabajo, que siempre realizó con responsabilidad y rigor, lo que se podía percibir tanto por el trato como, por supuesto, por el gusto. Todo el que habla de Antonia siempre tiene buenas palabras y da muy buena referencia de ella.

Una labor que no solo desarrollaba profesionalmente sino que extendía, de forma totalmente altruista, a los numerosos compromisos sociales que reclamaban su colaboración, y que la convirtió en un referente no sólo para los vecinos y vecinas de la aldea, sino para todo aquel que por una u otra causa disfrutó de sus comidas.

Ese activismo social se manifiesta también en su implicación personal en todo tipo de iniciativas que suponen  una mejora de las condiciones y la calidad de vida de los habitantes de El Rocío: Asociación de Vecinos, Asociación de Mujeres, Grupo de Mayores, etc., etc., así como en actividades propuestas desde el propio Ayuntamiento: Fiesta de San Juan, Carnavales, Repapaladas, Fiesta Fin de Verano, entre otras. Y siempre con un gran entusiasmo y alegría. Sus paellas son famosas en la aldea. Solo se ha visto interrumpido el mencionado activismo social hace unos meses cuando por circunstancias de la vida tuvo que cuidar de su hija Isabel María debido a esa enfermedad terrible con la que convivimos día a día y que nos hace perder a nuestros seres queridos. Sin embargo, y pese a que lleva una gran tristeza por dentro por la  pérdida de su única hija, nunca ha perdido esa entereza que la caracteriza para salir adelante y ponerse al frente de su familia como siempre ha hecho.

En todas las actividades en las que contamos con su presencia se muestra como una persona luchadora, sensata, con iniciativa, curtida en los difíciles avatares que a veces la vida te pone por delante, de trato afable y cariñoso con todos y todas los que hemos tenido la oportunidad de conocerla.

Su última etapa profesional la desarrolló como Conserje del Colegio de Educación Infantil y Primaria Doñana (El Rocío), donde como no podía ser de otra manera, conquistó el cariño y el respeto de profesores, padres y alumnos, generaciones más jóvenes que por esta causa han tenido la suerte y la oportunidad de conocer y relacionarse con Antonia.