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En el recorrido confluyen dos unidades paisajísticas características en el Condado Norte. Por un lado, extensos campos de cultivos que presentan variedad en colores y texturas, y por otro, una zona forestal, que ofrece un paisaje más monótono, pues se trata de un eucaliptal. Visualmente, supone un contraste frente a la unidad anterior puesto que en este caso, dada Ia llanura del terreno y las características de estas plantaciones, se produce un cierre visual total una vez en el interior del eucaliptal.

Al partir de Manzanilla, concurren cultivos mediterráneos, olivos y vid que responden a la tradición olivarera vitivinícola de los municipios de Manzanilla y Chucena. Después de 2.5 kms tendrá dos opciones, continuar la ruta principal o tomar la variante (ruta corta).

Si opta por el primer caso, deberá atravesar el eucaliptal, lo que nos indica que nos encontramos en la frontera entre los municipios de Manzanilla y Villalba del Alcor. El camino se vuelve más arenoso y, por tanto, presenta mayor dificultad. Deberá continuar atravesando el puente sobre la A49 y seguir el camino que le conduce al llamado camino de la Palma o vereda de Hincjos Una vez allí, podrá contemplar a su derecha la vegetación de ribera que acompaña al arroyo del Algarbe, con encinas, chopos, álamos. . . junto con una importante avifauna asociada, difícil de observar frecuentemente: alzacolas, currucas capirotadas, mosquitero papialbo, gorrión rnolinero.

Deberá continuar por el camino de Purchena o camino de Almonte, que conduce directamente al casco urbano de Chucena. De camino a Manzanilla podrá visitar la Ermita de Nuestra Señora del Valle, patrona de la localidad, donde se celebra su romería en el mes de junio. Recomendamos la visita a cualquiera de los municipios de la ruta. Allí podrá pasear y conocer los monumentos más destacables, para, finalmente, degustar los platos tradicionales y los vinos del Condado de Huelva.

 

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Partimos de Almonte en dirección a Rociana por la A-181. Después de salvar el nudo de la carretera, donde deberá tener precaución, habrá de tomar el camino que discurre paralelo a la misma y seguir a continuación, por un tramo asfaltado de unos 500 metros. Continuamos por nuestra izquierda adentrándonos en el camino de Montealto.

En el Km 5.6 se ofrece la oportunidad al usuario de llegar hasta Rociana, continuando por el camino de Montealto. Se trata de una derivación que apenas supone dos kilómetros, por lo que el interesado podrá volver a la ruta principal después de hacer una parada en el casco urbano del municipio.

Siguiendo en dirección a Bollullos, las tierras albarizas van dominando el terreno y se hace más acusada la presentación del viñedo. Puede parecer un paisaje monótono, pero la morfología de la vid es cambiante a lo largo del año: los brotes, la floración, la maduración de la uva, la caída de la hoja…, conforman diferentes paisajes estacionales, que a menudo pasan inadvertidos. Estos, junto a las pequeñas parcelas de olivar, cereal y girasol, presentan un horizonte muy estructurado y ordenado.

El interés de esta ruta se basa en que se recorre diferentes espacios agrícolas. Esta variedad propicia la observación de aves asociadas a estos espacios.

El cultivo de cereales favorece la presencia de aves granívoras, como el triguero. Los aláulidos, como la cogujada común o la calandria zona aves características en este entorno, así como fringílidos, entre los que encontramos el jilguero, que suele observarse agrupado.

Los campos de viñas y olivos favorecen la existencia de aves que se alimentan de los insectos o frutos como los mirlos, los zorzales… Es frecuente también, la presencia de aves puramente insectívoras: currucas, mosquiteros, tarabillas… Los espacios abiertos son zonas de campeo de rapaces que encuentran gran facilidad para atrapar sus presas: ratoneros, aguililla calzada, milanos… Es común que estas zonas agrícolas cuenten con pastos donde exista ganado, y sea fácil ver la garcilla bueyera.

En algunos puntos donde se atraviesa pequeños cursos de agua, es común detectar la presencia de lavanderas, ruiseñor bastardo o bandos de gorriones morunos.  

Trayecto: Circular
Longitud: 2,3 Km.
Dificultad: Baja
Tiempo estimado: 1,5 h.
Localización: Crta. Huelva- Matalascañas, Km 38,8.

El sendero que une el bosque con el mar

La franja costera "Médano del Asperillo" situada en el sector occidental del Parque Natural de Doñana, es una zona arenosa que, por diversos factores, ha sufrido una elevación que imposibilita los constantes aportes de arena que antaño le proporcionaba el mar, permitiendo la colonización de estos suelos por diferentes especies vegetales y creando el mirador natural más elevado de la Comarca con puntos de hasta 112 m de altura sobre el nivel del mar.

El sendero que te proponemos se inicia justo debajo del frente dunar - observa que el primer desnivel es bastante acusado -. En esta zona, se sitúa la vegetación ligada al pinar de repoblación que domina este entorno, predominan además brezos, olivillas y otras especies más necesitadas de humedad. Al subir este primer talud, mira hacia atrás y comprobarás la inmensa llanura de Doñana, perdiéndose la vista en un interminable horizonte verde.

Las plantas del Asperillo están adaptadas a unas condiciones relativamente extremas (elevadas temperaturas, vientos constantes, suelo poco fértil y precipitaciones irregulares, etc..). Para sobrevivir, han desarrollado diferentes estrategias que puedes observar fácilmente si prestas atención a las plantas situadas a lo largo del sendero.

Fíjate en su escaso porte y sus formas aerodinámicas, para reducir la resistencia al viento; sus hojas son pequeñas para evitar la transpiración llegándolas a convertir en acículas como los pinos o en púas como la aulaga. Además encontrarás una planta que sólo está presente en la costa atlántica peninsular , la camarina, cuyos frutos suponen un importante recurso durante el verano para la fauna escasa de alimentos.

Esta gran variedad de plantas permite a su vez la existencia de un gran número de especies animales, que aunque te resulten difíciles de observar, seguro que puedes descubrir indicios de su existencia, como sus rastros, excrementos, restos de alimentación y madrigueras.

En esta zona, abundan los zorros, los conejos, algún meloncillo y, de vez en cuando, es visitada por el lince ibérico en algunos de sus campos.

Además, es una zona muy rica en invertebrados y reptiles a los que debemos respetar al igual que a las plantas y demás seres vivos.

El recorrido por la parte alta se hace ya mucho más fácil, ya que vamos descendiendo por la cola de la duna hacia el mar. Aquí la influencia marina se hace patente; el paisaje, espectacular y la luz radiante. Numerosas plantas aparecen quemadas por el efecto del aire y la sal en lo que se conoce como "Efecto Spray". En el borde, encontrarás plantas como la Clavellina o el Loto, y si te acercas con cuidado al acantilado seguro que disfrutas, además de un paisaje espectacular, de playas interminables con la presencia de gaviotas o correlimos alimentándose.

Las actividades humanas en esta zona han sido muy variadas a lo largo de la historia, con algunos asentamientos romanos situados en esta franja litoral dedicados a la pesca, pasando por las "Almadrabas" localizadas a lo largo de la costa desde el siglo XVI, protegidas por las singulares "Torres Vigías", como Torre Asperillo ya desaparecida o la Torre del Río Oro de la que aún se conservan importantes restos a pocos Kilómetros de este sendero.

Posteriormente, destacó como zona de veraneo para las clases medias de principios del XIX, que veraneaban en chozas construidas a modo de viviendas adosadas con vegetación propia de la zona. Por fin, en los últimos años, tras resistir los ímpetus desarrollistas de las décadas 70 y 80 ha pasado a formar parte del Parque Natural de Doñana manteniendo un uso sensible, dedicado a la investigación , educación y disfrute de la naturaleza por parte de las personas, con la ayuda de las cuales este espacio se puede conservar convenientemente para las sucesivas generaciones.

Trayecto: Circular
Longitud: 5,6 Km.
Dificultad: Alta
Tiempo estimado: 3,5 h.
Localización: Playa de Castilla. Ctra Huelva-Matalascañas.

El Asperillo, un paisaje de contrastes.

Este sendero está diseñado para aquellas personas que deseen realizar trayectos algo más duros, con una pizca de aventura y en estrecho contacto con la naturaleza.

Parte desde la carretera de Huelva - Matalascañas (H- 492) a la altura del Km. 46 se desarrolla de forma circular y es especialmente atractivo por sus espectaculares vistas tanto del 0céano Atlántico como de las amplias llanuras verdes del Abalario. El suelo es de arena muy fina y blanca que hace aún más duro el camino, presentando varios tramos difíciles por su acusada pendiente, por lo que es recomendable llevar siempre agua y realizarlo en horas o épocas en las que no haga excesivo calor.

El recorrido es muy parecido a la Pasarela de Maneli, pero más abrupto y con mayor contraste. Se inicia por un sendero que discurre entre pinares viejos a pesar de su escaso tamaño y que se encuentran muy apretados unos contra otros, en algunos casos se hacen prácticamente impenetrables. Dichos pinares se plantaron a mediados de este siglo con la intención de que la duna no continuara su avance, y posteriormente poder dedicar toda la franja litoral a urbanizaciones turísticas.

A unos 200 metros del inicio, a la derecha del sendero aparece una laguna que se inunda sólo en épocas de lluvias, a este tipo de lagunas situada a los pies de las dunas se les denomina "lagunas peridunares". Existen muchas de ellas desde Huelva hasta la desembocadura del Guadalquivir. Como podrás apreciar en la zona más baja abundan los juncos, unas plantas de hojas muy alargadas y cilíndricas terminadas en puntas que necesitan mucha humedad y que tradicionalmente se han utilizado como techo para hacer chozas en el campo. Además de esta especie, se pueden encontrar algunos brezos y tojos.

Si se continúa por el sendero que bordea la laguna unos 400 metros más y después giramos a la izquierda, se llega justo al frente de la duna. Hay que recordar que las dunas avanzan siempre desde el mar hacia el interior. Aparece un sendero que inicia la subida a la duna, esta subida es muy acusada en estos primeros metros y alrededor de ella podemos encontrar, camarinas, algunos labiérnagos, y algunas plantas aromáticas como el romero y el tomillo, todas ellas junto con la sabina, de aspecto cónico, y que se localiza al resguardo de los vientos salinos que provienen del mar.

Unos 200 metros después, aparece un carril a la derecha del sendero que es el que deberás seguir. Este carril se interna por el pinar con una gran pendiente y estrechez. Una vez salvada la cuesta, 300 m. adelante, el sendero se suaviza bastante e incluso tiende a bajar. Si miras a la derecha una vez acabada la subida, podrás contemplar la laguna desde arriba. Si tiene agua, un intenso azul te la mostrará rápidamente, si está seca el contraste de vegetación te ayudará a identificarla.

Una vez realizado este pequeño descanso para observar la laguna, se continúa el sendero rodeado de pequeños pinos, que no crecen más debido a la pobreza del suelo, y de matorral adaptado a la sequía y las lluvias irregulares, apareciendo las aulagas, el romero y sobre todo el jaguarzo blanco, cuyas hojas dan una tonalidad plateada a todo el conjunto. Desde aquí, habrá que salvar dos fuertes pendientes más, tras esta última aparece una bifurcación en el camino donde debes elegir el de la izquierda. Al cabo de unos mil novecientos metros, estaremos en la zona más elevada de la duna, donde se podrá contemplar un paisaje increíble con el océano al fondo y un continuo altibajo que forma la propia duna. Desde aquí sale un pequeño carril que lleva a una preciosa duna móvil que aún se mantiene activa, enterrando ya parte de los pinos que encuentra a su paso. Después de contemplar la duna se volverá sobre nuestros pasos hasta conectar nuevamente con el sendero, y por éste a unos 700 m. se llega a un carril que cruza desde donde descenderemos directamente hacia el acantilado.

Una vez situado frente al mar y tras unos cuatro kilómetros recorridos, se podrá contemplar la espectacular línea costera, que se hace interminable a la vista y desde la que se divisan las urbanizaciones costeras de Matalascañas y Mazagón. Asimismo desde aquí, podrás observar fácilmente la fauna costera, compuesta fundamentalmente por gaviotas y correlimos, aunque no es difícil encontrar en primavera grupos de zarapitos muy característicos por su pico largo y curvado hacia abajo o algún halcón peregrino que tienen en esta zona un apropiado área de caza. Las plantas, sin embargo, adquieren aquí un tamaño mucho más pequeño ya que encuentran condiciones bastante extremas dada su cercanía al salitre marino, los fuertes vientos y un suelo cada vez más empobrecido. Aquí se pueden apreciar las clavellinas, las viboreras, el barrón o la artemisa. En épocas anteriores, existieron grandes enebrales desaparecidos por el uso que el hombre hizo de él durante décadas, para fabricar chozas, realizar ahumados en las almadrabas o crear salsas y mojamas.

Aprovechando algunos de los lugares erosionados por el agua, puedes bajar a la playa, aunque con alguna dificultad, y desde allí observar de frente el acantilado. Si te fijas, aparecen líneas de diferentes colores que corresponden a distintos materiales que han ido formando el suelo de Doñana. Destacan unas líneas negras formadas por material vegetal que aún no ha terminado de descomponerse al que se conoce como turba. También llaman la atención algunas líneas que aparecen como mojadas y que, en periodos húmedos, están manando agua constantemente, permitiendo la presencia de especies adaptadas al agua dulce como la caña.

En estas zonas de la costa, desde principios de siglo se localizaban pequeños poblados temporales de veraneantes que construían chozas familiares de una forma más o menos ordenada y pasaban aquí el verano.

Tras un buen baño, si apetece, se inicia el camino de regreso, que es la mitad de largo que la ida, ya que no abandonaremos nunca el carril que sube desde el acantilado en línea recta hasta llegar al final de la duna. En el regreso, es interesante parar tras la subida inicial a unos 600 metros del acantilado, para contemplar una panorámica de la gran llanura verde del Abalario, casi un mar de pinos; asimismo se puede observar con nitidez, en días claros, hasta la serranía de Cádiz.

Una vez realizada la parada, se continúa por el sendero hasta llegar nuevamente a la laguna desde donde se iniciará el regreso hasta la carretera.

Localización: Matalascañas. En el límite de la urbanización con Parque Nacional de Doñana

Este enclave es el más importante sistema de dunas vivas o móviles de cuantos persisten en la Península Ibérica y es uno de los paisajes más espectaculares del Parque Nacional de Doñana.

El sistema dunar se extiende a lo largo de 25 Km., paralelo a la línea de costa. Tiene una anchura de entre 500 y 5000 metros y alcanza una altura de unos 30 metros en el Cerro de los Ánsares, la duna móvil más emblemática del Parque Nacional.

Esta formado por sucesivos trenes de dunas que avanzan hacia el interior empujados por los vientos dominantes del sur-oeste, llamado localmente “foreño”. Entre un tren y otro se encuentran los valles interdunares que se conocen como “corrales”, auténticas islas de vegetación en el mar de arena.

En el recorrido del sendero, nos podemos encontrar distintos subsistemas, desde las zonas de dunas embrionarias en el borde de la playa, hasta el primer corral en el que ya aparecen árboles de gran porte.

El paseo finaliza en la playa, flanqueada por los rojizos acantilados, a cuyos pies se extienden las finas y blancas arenas.